lunes, diciembre 31, 2012

Nuevo año, grandes esperanzas

Durante cerca de cuatro años creí que los engranajes de la realidad, de nuestro enorme universo, se habían visto alterados por mi culpa, lo atribuí a una acción que debí llevar a cabo, pero nunca me atreví a realizar: nunca fui rechazado por aquella chica en aquel solitario lugar, puesto que nunca me atreví a declararme; por ende, nuestra realidad empezó a alterarse.

Las señales de esta perturbación del correcto curso de las cosas eran más que evidentes: amigos en situaciones extrañas, YO en situaciones extrañas, una total alteración de la fortuna de las personas que me rodeaban. El 2012, por cierto, fue el año más anormal, sucedieron tantas cosas bizarras, que poco a poco empecé a creer que esta estúpida teoría era real. Y decidí hacer algo para tratar de evitar el fin mundo. O sea, realizar, al fin, aquella acción que nunca llevé a cabo (o algo al menos burdamente parecido).

Sin embargo, fracasé.

Pero ahora, ad portas del 2013, y superando el inefable 21 de Diciembre, puedo estar seguro que esta no era más que otra teoría paranoica.

Al fin puedo avanzar, sereno, por el sinuoso camino del mundo real, sin temor a nada y con un ligero destello de sol matutino alumbrando mi camino.

Feliz año nuevo, cómplices de las trangresiones del tejido espacio-temporal.

lunes, octubre 08, 2012

Fragilidad del tiempo

-No, nunca -le respondí a la psicóloga cuando me preguntó si a lo largo del año me había sentido deprimido.  Pero... ¿estaba seguro? al menos no creo haber estado lo suficientemente triste como para notarlo; en todo caso, si de algo estaba seguro era de la apatía persistente en mi forma de ser, actuar y vivir, así soy yo, y nada puedo hacer, aquel chiquillo sentimental, medio irritable y temeroso que era desapareció con la mayoría de edad. Y ya no volvió...

A veces siento como un gran vacío en mi existencia, de un momento a otro me asaltan las dudas ¿he tomado decisiones equivocadas? ¿soy feliz? ¿en qué punto me he vuelto como soy? Y de nada ayudan aquellos pensamientos sobre regresar a la adolescencia que a veces me invaden: volver a estar en la secundaria, hacer las cosas de otra forma, disfrutar esos días de alegría y despreocupación. A veces siento que la vida no hace más que complicarse, pero ¡vamos!, es que ya soy un adulto.

Y de nada ayudó el hecho de que hoy leí "Barrio lejano" de Jiro Taniguchi, viaje al pasado, a los 14 años, los veranos, el colegio, el primer amor... ¿cómo lidian los más viejos con estos pensamientos, cómo se puede vivir con este remordimiento que atormenta a uno a diario? Supongo que algún día aprenderé cómo...  

Por cierto, "The Breakfast Club" es otro desencadenante de ese infinito deseo por desandar los pasos y reescribir mi futuro. No estoy dispuesto ni a que me encasillen ni a que me impongan destino y responsabilidades. Lo que haga a partir de este momento, será todo por decisión mía.




sábado, agosto 25, 2012

¡Kasabian en Lima!

El Velociraptor! ha sido uno de los álbumes que más he escuchado este 2012, un álbum simplemente espectacular. Cuento los días para el Festival Planeta Terra Lima...


domingo, marzo 18, 2012

La nostalgia y el Cine

Sí, Cine, con mayúsculas.

El Cine, y su legado es el gran protagonista, a fin de cuentas, de las dos películas que más ruido han hecho en estos primeros meses del 2012, bien porque ambas se han disputado encarnizadamente los premios de la temporada, bien por las diversas apreciaciones críticas que ambas han recibido: el "El Artista" incluso se ganó un sitio en la exclusiva lista de la revista Sight & Sound; la otra película es, por supuesto "La invención de Hugo".


En "Hugo" Scorsese realiza un emotivo y franco homenaje al cine, sobre todo al de los tiempos primigenios, donde se valían del trucaje para despertar las risas del espectador o para asombralo, y quien si no George Méliès (un formidable Ben Kingsley) se merece los mayores aplausos, su "Viaje a la Luna" puede verse por completo dentro de la película. Por supuesto, el acto de reverencia a este gran creador y artista se hace esperar; la cinta, a partir de Méliès, inicia un viaje de descubrimiento al sublime arte del cine: entre otros apreciamos fragmentos de películas de los Lumiere, Chaplin, Harol Lloyd (el divino reloj), Buster Keaton y más. No solo eso, la subtrama del autómata es, cuanto menos, fascinante, y despierta en el espectador ese afán infantil por los artilugios mecánicos, casi magicos, como lo fue el cine en sus inicios y lo es aún para muchos, aquellos que acuden religiosamente a las salas, se sientan frente a un ecran gigante y durante cerca de dos horas son transportados a un mundo totalmente distinto al suyo, una de esas personas soy yo. 


Si en "Hugo" se homenajea de forma explícita al cine, en "El Artista" Michel Hazanavicius lo hace a través del pastiche: toma decenas de referentes de la época dorada del cine sonoro, sí sonoro aunque la película sea muda, y arma una historia mil veces vista (aunque quizás ya olvidada por el inconsciente colectivo): George Valentin (un formidable Jean Dujardin) es el artista exitoso y la mayor estrella del cine silente, conoce a la espléndida y carismática Peppy Miller (Bérénice Bejo) con quien existe una atracción mutua que perdurará, en menos de dos años Valentin pierde su estatus frente al descollante cine sonor, con Miller a la cabeza, e inicia un proceso de autodestrucción del que es rescatado por, oh sorpresa, la propia Peppy. Como dije, la historia ha sido mil veces contada, y por eso es que ha recibido muchas críticas negativas por su poca orignilidad, pero no creo que sea una desventaja el tomar varias cosas del pasado, por el contrario, creo que ha sido todo un logro trer de vuelta toda esa época para las nueva generaciones y hacerles conocer, aunque sea un poquito, lo maravilloso que puede ser el cine. Creo que ni el crítico de ceño más fruncido ha dejado de sonreír en varios pasajes,o de disfrutar la onírica secuencia del "ruido".

"La invención de Hugo" 9/10
"El artista" 8/10

jueves, febrero 09, 2012

Dos grandes comedias del 2011

Anteriormente mencioné las mejores películas en lo que iba del 2011:  "Temple de Acero" y "Carancho". Después de eso vino un largo lapso sin grandes obras, no es un secreto que la cartelera peruana es pobrísima y languidece ante la furia asesina de los blockbusters norteamericanos. En fin, finalmente se pudieron ver unos cuantos estrenos más, salvando la dignidad de nuestra cartelera a último momento.

Hablaré de dos de estas películas, ambas comedias, o que al menos se podrían encasillar como tales. "Los Muppets" es, quizás, el mayor triunfo del cine familiar de la década, hay algo en su espíritu de musical, pero también de comedia de situaciones que la hacen entrañablemente familar. El mundo poblado de ingenuidad y dulzura no hace más que enrostrarnos lo  duro de la vida cotidiana: uno se dice a sí mismo en la sala  "¡qué bello sería ser un Muppet!". El viaje de reunión nos deja bien en claro algo "es inútil huir a tu esencia, a tu forma de ser", y eso lo sabe cada uno de los Muppets, desde Miss Piggy hasta Gonzo, pasando por el nuevo y entrañable Walter, su forma de ser, su identidad, nunca se perderá; y dentro de este mundo la nostalgia cumple un papel primordial. Los gags son muy buenos, siempre sin dejar de apelar a la ingenuidad marca de la casa, es hilarante ver a Jack Black maniatado durante buen rato. En alguna crítica mencionaron que esta película era también en cierta forma parte de la escuela de comedia que originó a la Nueva Comedia Americana, yo lo reafirmó, tanto por la nostalgia a un tiempo pasado como por las intensas referencias a la cultura popular, no en vano hay un desfile de artistas "devotos", desde la ñoña Selena Gómez hasta los grandes Neil Patrick Harris, Jim Parsons y Zach Galifianakis, y son los de mayor edad y ya consolidados en su carrera quienes saldan deuda con esa gran escuela que fue "Los Muppets". Palabras aparte para Jason Segel, quien interpreta al ingenuo y amable Gary, pero que tambien co-escribió el guión, nada más que decir para este "pedazo de actor", cómico y músico genial; en serio, no sé qué espera Hollywood para alzarle una estatua, creo que no exagero en decir que viene camino a ser el más grande cómico de su generación, y cada día lo demuestra con creces. En fin, el retrato de un mundo idílico y casi perfecto, sin resultar soso en ningún momento, el homenaje a una época, pero también al futuro que amenaza en su frialdad, pero que al salir de la sala esperamos sea más alegre, tenga con su propio musical y vista un traje verde y pequeño.




Con "Medianoche en París" Woody Allen vuelva a traernos una obra maestra. El recorrido del álter ego Gil, un Owen Wilson mejor que nunca, es una excusa para un homenaje sin remordimientos al pasado, a ese París de ensueño, a los grandes personajes que vivieron en esa época. Uno queda pasmado ante el desfile de personalidades, cada cual más atractiva, Hemingway (el mejor secundario), Dalí, los Fitzgerald..., en medio de este firmamento, la bellísima Adriana (Marion Cotillard y punto), quien le hace perder la cabeza al escritor, y a cada mortal que se cruce en su camino, no en vano se dice de ella que "eleva el concepto de groupie a arte". Pero este viaje fascinante no es gratuito y viene con reflexión, ¿cuán cierto es eso de que todo tiempo pasado fue mejor?, finalmente nos enteramos que es puro espíritu y anhelo por lo inalcanzable, como finalmente lo descubre Gil. De todas formas, para toda alma anacrónica siempre habrá una a la par, escuchando a Cole Porter en un gramófono.